De bosques, montañas y brujas
El primer encuentro que tuvimos con las montañas de Harz en Alemania fue hace más de diez años y, si algo nos llevamos de aquella visita, fueron sus densos bosques, plagados en ocasiones de profundos silencios y de una vegetación densa que apenas te permite avanzar. Un bosque húmedo y oscuro en el que los rayos de sol apenas logran tocar el suelo interrumpidos por copas de hileras perfectas de píceas y algunas zonas salpicadas de hayedos. Al poco nos explicaron que en aquellas laderas aún seguían vivos restos de viejas historias sobre brujas y demonios, un pasado todavía palpable en sus senderos, en las pequeñas poblaciones de los alrededores y en sus tradiciones y festejos.
Las montañas de Harz son las más altas del norte de Alemania y se extienden por parte de los estados federados de Baja Sajonia, Turingia y Sajonia Anhalt. Su monte más alto es el Brocken, que corona también todo el norte de Alemania, con sus 1141 m. En sus faldas se acumulan la mayoría de historias sobre magia, brujas y apariciones, ya que a parecer allí solían reunirse las brujas de toda Europa en la noche de Walpurgis. El propio Goethe sitúa en este monte de las montañas de Harz la celebración de esta noche de aquelarres y hechizos en su obra Fausto. Allí, Fausto y Mefistófeles se rodean de brujas, espíritus y brujos en un ritual de magia y brujería.
Harzer Hexsen-Stieg o el Sendero de las brujas de Harz
Hay una fantástica ruta para quienes quieran rodearse de este halo mágico de los bosques de Harz y disfrutar visitando sus pintorescas poblaciones: Der Harzer Hexenstieg, o el «sendero de las brujas de Harz».
La ruta de las brujas de Harz es un sendero de unos 100 km que atraviesa el Parque Nacional de Harz. Empieza en Osterode y termina en Thale. Hay varias alternativas, pero si se quiere llegar a su punto más elevado se puede tomar el Goetherweg (sendero de Goethe) que llega hasta la cumbre del Brocken.
El sendero se encuentra muy próximo a varios puntos de interés turístico e histórico como el sistema hidráulico del Alto Harz, Oberharzer Wasserregal, construido entre los siglos XVI y XIX y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, las históricas ciudades medievales de Wernigerode y Quedlinburg, perfectamente conservadas con sus coloridas calles estrechas y tejados inclinados o el viejo ferrocarril de Bocken.
Mucho granito para bloque y deportiva
Nuestro objetivo era tocar granito, mucho, todo lo posible, redescubrir los bloques de Harz y visitar nuevas zonas. Aunque la predicción meteorológica no acompañaba, estábamos decididos a ir pasara lo que pasara. Por fortuna, el tiempo nos respetó y pudimos escalar bastante aunque no fuera la noche, sino la lluvia, lo que nos sacara finalmente del bosque.
Comparado con lo que nos encontramos hace diez años, parece que hay más bloque abierto y los accesos están más claros, aunque no nos libramos de largas caminatas buscando los sectores. Imprescindible hacerse con la guía de bloque. Incluye 29 sectores repartidos por las zonas de Okertal, Bad Harzburg, Ostharz y Vorharz, con más de 1900 búlders, además de información práctica sobre la zona. Contiene muchas fotografías con los problemas marcados y numerosos mapas.
Parece que los sectores (por lo menos los que vimos) son pequeños, aunque sí es cierto que las montañas están repletas de ellos, así que roca hay, pero hay que patear. Algunas de las áreas con bloques están también acompañadas de pilastras de granito y torreones en los que se puede practicar deportiva, de hecho encontramos numerosas cordadas en las zonas que visitamos.
El granito es grueso e intuyo que no es una excepción en las demás laderas, así que si la idea es escalar varios días, es mejor evitar los cerillazos y ahorrar yema.
La ciudad más grande y próxima a los bloques es Goslar, también declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con un casco antiguo bastante amplio y muy bien conservado. Sin duda, merece la pena darse un paseo por sus calles empedradas y contemplar sus inclinadas casas medievales.
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